El escritor chivilcoyano Hernán Ronsino
se encuentra en Zurich, capital de Suiza, donde participa de una residencia de
escritores con una duración de seis meses, invitado por el Literaturhaus
de Zúrich y la Fundación PWG, donde hizo la edición alemana de una de sus
obras: “Lumbre”.
De hecho, varios de sus libros han
sido editados en idioma extranjero, entre ellos, Glaxo, que que tiene como
escenario lugares de Chivilcoy, más precisamente de la zona norte, ya fue
traducida al francés, alemán, al inglés, ésta última para ser vendida en
Estados Unidos en 2016 y al griego.
El escritor de nuestra ciudad accedió
a ser entrevistado por LA RAZÓN desde su residencia en la capital del país
europeo.
Residencia en Suiza
¿Cómo fue es experiencia en Suiza con la presentación de Lumbre? ¿Cómo es la
recepción del lector europeo a las obras de los escritores latinoamericanos que
escriben sobre su realidad?
Estoy en Suiza desde enero, invitado por el Literaturhaus de Zúrich y la
Fundación PWG, participando de una residencia de escritores (el programa
Writers in residence). Estaré aquí por seis meses. Y en ese contexto se realizó
la presentación en Zúrich de la edición alemana de Lumbre, que había salido en
2016 por la editorial Bilger Verlag.
Fue una experiencia muy interesante, con un público variado que, por lo que
percibí, está atento a lo que pasa en la literatura latinoamericana. De hecho,
en Zúrich hay una librería muy bonita de libros en español que tiene una gran
variedad de lo que está pasando en América latina.
Traducciones
Tus libros, entre ellos Glaxo, han sido traducidos a varios idiomas. ¿Qué
siente como autor el haber obtenido un logro como éste? ¿Las traducciones han
sido fieles a tus obras originales?
Sin duda la posibilidad de que los
libros hagan un recorrido por otras lenguas y por otros países me produce una
gran alegría. La experiencia de la traducción es bien interesante porque se
pone en el contexto de otra lengua, de otra cultura la propia historia. En ese
sentido, la sensación es que el libro se vuelve otro libro. Y, en consecuencia,
tiendo a soltarlo.
No sé cómo puede leer un lector griego “Glaxo”
(que acaba de salir en Grecia) o como leerá un lector alemán “La descomposición”,
que saldrá en abril también por Bilger Verlag. Son experiencias de lectura
completamente distintas a la que puede tener un lector argentino, ¿no? Pero por
otro lado está la experiencia literaria, eso que más allá de lo cultural,
atraviesa las fronteras y es lo que debe prevalecer. Y ahí el trabajo del
traductor es clave. Mis tres novelas fueron traducidas al alemán por un gran
traductor como es Luis Ruby.
¿Cuál es tu mirada de la actualidad literaria en la Argentina, en el
contexto político, social y económico en el país y en América Latina?
Desde hace unos años están apareciendo
camadas de nuevos narradores y narradoras que lo que están haciendo es
incorporar una gran diversidad de búsquedas estéticas dialogando, en algunos
casos, con tradiciones muy potentes de la literatura argentina; un diálogo que
puede ser de continuidad o de ruptura.
Yo siento, también, que la irrupción de
estos nuevos narradores se dio en un contexto político y económico – el de los
años posteriores a la crisis del 2001 hasta el 2015 – que fortaleció y
estimuló, a su vez, la industria editorial (proliferaron una gran cantidad de
pequeñas editoriales) y la conformación de un público lector interesado en esa
literatura contemporánea. Ese circuito tiene por delante hoy en día un gran
desafío ante las dificultades económicas que atraviesa el país. Veremos cómo
enfrenta esta crisis.
El escritor Hernán Ronsino en una residencia en Suiza
Revisado por
Marcos
en
8:39 p.m.
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