Porque
lo cultural es político exigimos más dispositivos de prevención y atención en
violencia machista
El feminicidio de María Fabiana Burgos ha despertado en
las esferas políticas municipales la necesidad de trabajar por un cambio cultural respecto a la violencia
machista. Esto, inevitablemente, nos lleva a que nos revisemos como actorxs
sociales.
En este marco, nos
encontramos con que el diario de mayor tirada en nuestra ciudad, el que tiene
la hegemonía de la noticia, publicó en su tapa del 13 de noviembre, como primer
título, que el femicidio de Fabiana fue desencadenado por un drama pasional.
Tomando en cuenta el “Decálogo
para el tratamiento periodístico de la violencia contra las mujeres”
versión 2010, elaborado por la Red Par – Periodistas de Argentina en Red por
una Comunicación No Sexista –, consideramos que esta situación nada tiene de
pasional.
En el imaginario colectivo el término “pasional” remite
al amor romántico, a los “amores que matan”, idea que frivoliza y hasta
justifica el crimen. Además, el enorme contexto que abarca la calificación de pasional,
invisibiliza la gravedad criminal de la agresión.
Por lo tanto, el calificativo pasional obstaculiza toda
posibilidad de análisis: si el hombre
que mata es un “apasionado” para el periodismo está clara la razón, y
entonces la mirada se pone sobre la
víctima: “Algo hizo o motivó la pasión, el arrebato”. Asimismo, se tiende a
caer en una mirada que omite la contextualización del hecho y la consideración
de que la conducta del femicida es aprendida y avalada socialmente.
El marco que proporciona la Ley 26.485, de Protección Integral para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que se desarrollen
sus relaciones interpersonales nos hace comprender que la violencia contra
las mujeres responde a una ilógica e injusta distribución del poder en la
sociedad que destaca el valor de la
fuerza en los varones y la debilidad y la sumisión en las mujeres. Por esto, el periodismo debería señalar ese aspecto y no
los detalles de la agresión. Por el contrario, abundar en ellos desdibuja el
verdadero problema, lo agrava.
Por otro lado, teniendo en cuenta los dichos del
secretario Perillo, no podemos dejar de enlazarlos con la opinión del intendente Guillermo Britos en una radio
local, donde declaró que “…Lamentablemente nadie puede prevenir que una persona
le pegue un mazazo a una mujer”.
Nos preguntamos ¿cómo se podrá lograr un cambio cultural
desde esta idea que da lugar a que no se busquen ni gestionen políticas de
prevención y promoción en temáticas de género o que sean sólo una máscara?
E insistimos en
una pregunta que nos venimos haciendo desde el comienzo de esta gestión, ¿se
podrá lograr un cambio cultural poniendo el énfasis en las políticas de
seguridad y no en las de género y derechos humanos?
Frente
por los Derechos Humanos Chivilcoy
Publicación pedida: Frente por los DDHH Chivilcoy
Revisado por
Marcos
en
7:01 p.m.
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